Tom Petty no era solo un ícono del rock: era un narrador. Su voz tenía la textura del asfalto caliente y de la melancolía americana, de las radios crepitantes en la carretera, del susurro de alguien que no busca gritar, sino conectar con sinceridad.
Aunque se hizo famoso con The Heartbreakers, su trabajo en solitario nos permitió ver su cara más íntima: reflexiva, emocional, incluso frágil. Estas canciones no están hechas para estadios, sino para viajes en coche al atardecer, habitaciones en silencio y despedidas que no duelen tanto.
Nacido en Gainesville, Florida en 1950, Petty encontró en la música su vía de escape de una infancia difícil. Admiraba a Elvis Presley, y más adelante a The Beatles: ver a estos últimos en televisión fue, según él, “el momento en que supo qué hacer con su vida”.
Fue parte de los Traveling Wilburys junto a George Harrison, Bob Dylan, Jeff Lynne y Roy Orbison: un supergrupo que unió talento legendario con camaradería.
Free Fallin’
Una canción que flota. Habla de la libertad como vacío y belleza. Es Petty dejando ir, sin rencores. Uno de los himnos más eternos del rock suave.
I Won’t Back Down
Más que una canción, es una declaración de vida. Después de que un incendio arrasara su casa, Petty escribió este tema como un símbolo de resistencia. George Harrison toca la guitarra rítmica.
Wildflowers
Casi una bendición amorosa. Le dice a alguien: “mereces libertad”. El disco Wildflowers fue producido por Rick Rubin y es considerado su obra maestra más íntima.
You Don’t Know How It Feels
Habla de sentirse perdido, de necesitar espacio, de querer simplemente estar. En su tono relajado, es profundamente honesta y humana.
Crawling Back to You
Una de sus joyas más melancólicas y subestimadas. Describe el retorno inevitable a un lugar (o persona) del que uno nunca se fue del todo.
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